Pensando en la nueva normativa de carácter nacional sobre los descansos de los partidos (pasamos de diez minutos a un cuarto de hora), no puedo negar que me sentí ofuscado. Para algunos ya nos era difícil no dar un "bajón" en lo relativo a la concentración durando diez, si aumentamos los minutos, nos resulta casi imposible salir en la línea que llevábamos. Necesitaba una solución.
Situación: día por la mañana, solo en casa. Sonando una canción cualquiera. Poco a poco dejo de escribir para estar más pendiente de la música. Voy subiendo el volumen. Cuando quiero darme cuenta, me encuentro gritando a pleno pulmón el temazo que sonaba y ni me acuerdo de lo que estaba haciendo. Eureka.
Que la música es un foco de estímulos, nadie lo discute. Y que en el trabajo se necesitan, de vez en cuando, incentivos que fomenten nuestra creatividad, tampoco.
En cuanto a los efectos biológicos de la música en las personas, el Centro de Investigación de la Adicción de Stanford (California), ha realizado un estudio al respecto, donde señala que, en función de los resultados obtenidos, las personas experimentan euforia cuando escuchan música y que esto, a su vez, favorece la liberación de endorfinas, lo que repercute notablemente en su actividad diaria. Además, los expertos aseguran que utilizar música en el entorno laborla no sólo es estimulante sino que aumenta el ritmo cardíaco y la tensión arterial, lo que liberar adrenalina y repercute positivamente en el cuerpo. Todo ello si no contamos con el buen humor que suele ponernos, lo que nos permite una mentalidad abierta y receptiva. Ni que decir tiene que escuchar música, a su vez, contribuye a paliar aspectos negativos del trabajo causas por el estrés y por un alto ritmo.
Atención al tema. La viabilidad de esta técnica de estímulo depende directamente de la persona que escuche la música, del lugar de trabajo, de la exigencia intelectual del mismo y de la tarea que se esté llevando a cabo en un momento preciso. De ahí la importancia de estudiar cada caso concreto en aras de seleccionar la música más adecuada para cada situación. Por supuesto no toda la música incide igual en nuestra concentración, ni a todas las personas les gustan las canciones que se suponen "motivan".
Leyendo lo anterior, ¿podemos aplicar la música al ámbito del arbitraje? Creo firmemente que SÍ es posible la aplicación de la misma, pero bajo condiciones determinadas.
Si aplicamos esto al deporte, encontramos numerosos casos de deportistas de alto rendimiento que aplican lo que denominamos como musicoterapia. Me gustaría resaltar el caso de Michael Phelp: máximo ganador de medallas olímpicas de oro hasta la fecha con catorce, de las dieciseis que tiene. Que se dice pronto.
P.D. Sigueme en twitter: @alemsola
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Interesante el artículo, aunque creo que deberías darle una vuelta a la redacción para corregir erratas y un poquito la claridad del tema... Es entendible: lo escribiste a las 2 de la madrugada.
ResponderEliminarQue huevos tiene el tio xD...
ResponderEliminarLe di yo la idea y mira como ni me nombra en el articulo. Eso es compañerismo en la pareja...
Eres un cabron, pero desde el cariño. Al fin y al cabo te tengo que soportar todos los findes ;p
La verdad que estaba lanzado y la revisé poco. Prometo hacerlo pronto.
ResponderEliminarCariño mío, ni zorra de donde lo escribiste y/o cuando lo dijiste pero, aún así, te la dedico.